Mi nombre es Teresa y voy a relatar mi experiencia con la primera vez con acupuntura.
Estaba tomando un café en el barrio de Patraix, en Valencia, con mi amiga Marina, la cual desempeña el papel de hermana, amiga, confidente y quien sabe cuantas cosas más. Cuando nos levantamos de la mesa mi amiga me preguntó “¿Qué te duele?”. Al parecer mi cara al levantarme de la silla dibujo una expresión de dolor al cual estaba tan acostumbrada que a veces no sé si pongo la cara de dolor antes de sentirlo.
Tengo 47 años, dos niños, trabajo en mi hogar y fuera de casa, un perro mediano que con demasiada frecuencia le da por tirar de la correa cuando su ama no está preparada. Es normal que me duela la espalda ¿o quizá no?
Marina me comentó que su pertinaz dolor de coxis había desaparecido con acupuntura. “¿Acupuntura, eso que hacen los chinos?” Sí, justo se refería a eso. Es cierto que desde que hago pilates me siento mejor y que en ciertas ocasiones recurro a masajes, pero igualmente cierto es que el dolor de la espalda parece haber firmado un contrato de permanencia conmigo. Confié en Marina.
Cuando acudí a la consulta de acupuntura no sabía muy bien que esperar, ¿quizá un maestro de larga barba blanca vestido con un kimono y cara de sabiduría ancestral? pues no, me abrió la puerta Paco Lliso, occidental vestido como occidental.

Después de la presentación comenzó a preguntarme todo tipo de cosas relacionadas con mi espalda y mi dolor, pero también otras que yo no las hubiese relacionado cómo gusto en la boca, apetencia por ciertas comidas, deposiciones, sueño, estado emocional, etc. Observó mi lengua, tomó mi pulso en las dos muñecas y palpó ciertos puntos.
Pase a la camilla, para lo cual dejé libre la zona de las piernas por debajo de las rodillas y de los brazos. Introdujo una aguja en mi mano la cual manipuló después. Sentí como una descarga de electricidad en el punto y tras esto Paco me pidió que volviese a sentarme y me levantase. Lo hice como persona obediente, tras lo que Paco me preguntó: “¿te ha dolido?” Un momento, ni había pensado que levantarme era para testar mi espalda. El caso es que no me había dado cuenta de si me dolía o no, así que lo repetí unas cuantas veces ¿Sugestión? Sólo sentía un recuerdo de la molestia, puede que un 10% de lo que normal sentía ¿Puede pasar esto con una simple aguja? parece ser que sí.
Sólo sentía un recuerdo de la molestia, puede que un 10% de lo que normal sentía ¿Puede pasar esto con una simple aguja? parece ser que sí
Volví a la camilla y tras palpar otros puntos puso otras agujas que complementaban a la primera. Tras esto me sumergí en la música y me relajé. Con la respiración me pareció sentir que algo se movía por mi cuerpo, quizás por los canales de acupuntura que Paco me había comentado. Fue sorprendente e inesperadamente agradable, completamente diferente de lo esperado. Cuando terminó la sesión me encontraba serena, sin tensión y muy aliviada en mi zona lumbar.
Con la respiración me pareció sentir que algo se movía por mi cuerpo, quizás por los canales de acupuntura

Curiosamente no me pichó en la espalda. Me explicó Paco que en el estilo de acupuntura distal que había utilizado no se aplicaban agujas locales. Parece que la acupuntura es un vasto mundo y que no todos los acupuntores utilizan los mismos estilos de acupuntura. Él mismo enseña diferentes estilos en su academia.
Esa noche dormí como hacía años y no entiendo el motivo pero me siento mejor conmigo misma.
Desde esa sesión repetí unas cuantas sesiones tras lo que me sentí genial. Le comenté a Paco que le estaba muy agradecida y que nunca habría imaginado que la acupuntura funcionase así, tan bien que me extrañaba que no tuviera mayor difusión. Ante esto Paco me dijo «pues hagamos una cosa, contémoslo, difundámoslo». Ha pasado unos meses, convertida en embajadora de la acupuntura y cumpliendo de buen grado mi deuda con este artículo.
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¿Recomiendo la acupuntura? Si la hacéis con un buen profesional como Paco, sin duda.